viernes, 25 de noviembre de 2011

Alguna vez fui paranoico… de mas

Ayer por la tarde, al llegar a la escuela, encontré a un amigo que tenía bastante tiempo sin ver. El fumaba un cigarro y después de un rápido saludo la charla comenzó. Preguntas típicas como “¿Qué has hecho?”, “¿Sigues trabajando?” Etc etc eran requisito, funcionales parte aguas que guiaban la conversación hacia donde creo que ambos queríamos llegar… Si, a las “filosofadas fumadas de la vida”. Las charlas que obtienen profundidad gracias a una infantil inquietud y a la siempre subestimada curiosidad, funcionan para mí como un sonar. La forma perfecta para descubrir si realmente estoy “tan loco” como imagino. Generalmente la respuesta es: “No weeeeeeey, no estas taaan loco!!” Sencillamente la gente prefiere mantener su lado demente, oscuro, raro, feo escondido, sepultado o ignorado, fingiendo tener vidas e ideas claras y normales por no decir “brillantes” en muchos de los casos. Las cosas cambian radicalmente cuando la gente se abre permitiendo que descubra la sombra que hay adentro de sus mentes. Una vez que sucede eso, con naturalidad impecable las personas hablan al respecto y hasta presumen burlonamente alguna acción que llega a ser escabrosa. Ese sonar regresa la información satisfactoriamente, veo los archivos y los comparo con los míos. Si, creía estar orate, tan loco que me creía solo, pero no hay mucha diferencia entre el y yo, ella y yo, ellos y yo. Solamente aprendí a aceptar mi insanidad a diferencia de muchos. Aprendí que solo puedo llevarme bien con “insanos” como yo. Nótese que por “insanos” me refiero únicamente a la gente que ya puede ver al monstruo del armario sin asustarse, jalar un par de sillas y una pequeña mesa hacia donde él se encuentra, abrir una botella de Jack Daniel’s, prender una luz si se requiere y comenzar a jugar a los naipes. Amo los días sin sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario